Muy descriptivo el artículo de MIiguel A. Gasco de elbuzon.es
PSG armó la "Zapatiesta"
08 de noviembre de 2007 GETAFE
MIGUEL A. GASCO
Lo que tenía que ser un acto para ensalzar los valores del nuevo socialismo y, de paso, servir de escaparate para que Pedro Castro, alcalde de Getafe, luciese su palmito antes de la Asamblea de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), donde previsiblemente será elegido presidente, se convirtió en una "vía crucis" para el primer edil y sus invitados de excepción.
Tomás Gómez, secretario general del PSM y alcalde de Parla, y Diego López Garrido, portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, asistieron incrédulos a la demostración de fuerza y algarabía popular de cooperativistas y empleados de PSG, que reventaron la comparecencia pública de los tres políticos.
Todo estaba previsto para el evento. El escenario, el nuevo centro cívico de Getafe Norte, lugar ideado y planificado por el PSOE para sus actos públicos en la localidad (hay que recordar que las obras de construcción de este edificio, que alberga la Casa de Castilla y León y un restaurante para bodas, fueron financiadas por el Ayuntamiento ante el incumplimiento del pago por parte de la propia casa) tenía la pinta de "casa del pueblo".
Salvo por un pequeño detalle: más de un centenar de personas aguardaban impacientes la llegada de los políticos para expresar a viva voz y con trompetas, silbatos y otros instrumentos de viento su descontento por la situación en la que han quedado tras el reparto de viviendas de Los Molinos-Buenavista.
El follón se veía venir. Se palpaba la tensión en el ambiente. Los teléfonos de varios concejales socialistas echaban humo. Consultas por aquí y por allá sobre la conveniencia de suspender el acto. Sabían que el salón estaba lleno (¡qué suerte!) pero de personas "controladas" por PSG. Que sí, que no, que es mejor suspenderlo, que no se puede ceder al "chantaje", que se vayan a… Frases más o menos parecidas en boca de responsables del evento. Y así se llegó a la media hora de retraso sobre el horario previsto.
Diez minutos más tarde, y por la puerta de atrás, como los famosos del cotilleo rosa, hicieron su aparición los tres "tenores". Estalló la "zapatiesta". Gritos, insultos, pitadas…Y cuanto más subía el tono de la protesta, más elevaban la música con el himno socialista.
Y así, Castro, Gómez y Garrido, de pie, aguantando el chaparrón bajo el paraguas de unos tímidos aplausos de concejales, cargos de confianza y unos cuantos jubilados que acudieron al evento. Se mantuvieron firmes, pero enfadados (no había más que ver sus caras) durante un cuarto de hora, momento en el que decidieron iniciar el "mitin". Fue imposible. El griterío ensordecedor y varios conatos de agresión entre seguidores y detractores, provocaron (era lo más prudente) la suspensión del acto.
Con la Z entre las piernas se marcharon por donde llegaron (la puerta de atrás) esperando que los manifestantes depusieran su actitud. Imposible. Hay que valorar su tozudez, la vehemencia y el empeño que ponen en la protesta.
Con Pedro Castro hecho un manojo de nervios (hay previstas algaradas similares durante todo este fin de semana) y sus invitados con ganas de marcharse de la "encerrona", nadie quiso hacer declaraciones ni valorar lo sucedido. Tan sólo un calificativo: "bochornoso". Eso es lo que la prensa pudo sacar de boca del concejal de Cultura, convertido en improvisado portavoz del PSOE.
Dos horas después de su llegada, Tomás Gómez y Diego López Garrido se armaron de valor y decidieron salir, a pesar de la lluvia de gritos que seguía cayendo en el exterior del recinto. En el trayecto al coche oficial, empapelado con pegatinas contra Castro y el proceso de adjudicación de viviendas, el administrador de PSG, David Moreno Pingarrón, intentó, sin éxito hablar con el secretario general del PSM, para concertar una reunión en la que trasladarle sus problemas. Fue imposible. Concejales socialistas y otros seguidores le defendieron como "guardia de corps" al grito de "todo lo que te diga éste es mentira" y le acompañaron hasta el coche.
Tras su marcha los manifestantes se fueron dispersando. Dentro, en el centro cívico, permanecía un Pedro Castro abrumado por la situación e intentando calmar su alterado corazón. No le llega este capítulo en el mejor momento (es verdad que ningún momento es bueno para situaciones como la narrada) para el regidor getafense, sabedor de lo importante que es esta semana para su futuro político inmediato. Quizá por ello le afectase tanto la suspensión del acto. Lo que debe saber es que lo peor de este asunto está todavía por llegar.
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